Llevo leyendo a Delibes muchos años. Su literatura es la viva expresión del carácter castellano: recio, directo, claro, sin abalorios, conciso, brusco inclusive.
El primer libro fue Las Ratas. Realidad de hambre y supervivencia en muchos pueblos de la meseta castellana de la España de la posguerra. Realidad de pobreza y miseria. Necesidad de ir a buscar al río la comida que el campo no da. Albercas y un único traje remendado hasta la saciedad. Tiempos de rebañar la sartén, en los que un trozo de tocino asado era un manjar y el condumio habitual.
La Caza es el diario de un cazador. Caza menor. Perdiz, conejo, liebre, torcaz. A la mano. Caminatas extenuantes por llanuras y laderas pedregosas tras ágiles y veloces animales. Frío, lluvia y viento en la cara. Dedos entumecidos y agarrotados en invierno. A solas con tus pensamientos. Escaso botín si acaso, pero plena satisfacción.
Los Santos Inocentes, famoso por la película homónima. Ambientado en Extremadura, tierra también necesitada. Todavía más duro y cruel que Las Ratas, ya que a la miseria de aquel se le añade la indignidad de la ‘esclavitud’ reflejado en las castas sociales de la Dehesa. Señoritos y porqueros. Palacetes y chozas.
Un título menor pero de muy fácil lectura es El Príncipe Destronado. Niñerías y ocurrencias de un principito destronado. Celos y llamadas de atención para no perder la cuota de cariño y tiempo de juegos. Cualquiera que tenga hijos se identificará con el cuento. Y cualquiera que tenga uno y esté esperando otro, es una buena lectura para comprender a un niño de 3 años.
El que más me gusta es El Hereje. Ya no volvió a publicar más que una colaboración con su hijo. Intransigencia e Inquisición. Reuniones evangelizadoras a escondidas. Persecución y condena. Por pensar diferente. Por abrazar una fe distinta a la establecida en los primeros años del protestantismo en España. También es un cuaderno de viaje por la ribera del Duero (más o menos) y los humedales de los alrededores de Toro. Desde Medina hasta Villafáfila y sus lagunas.
Para mí, posiblemente el escritor que mejor ha sabido comprender a Castilla. DEP.
martes, 13 de abril de 2010
lunes, 12 de abril de 2010
Los medios y la construcción del estado
Y aunque Fukuyama no lo incorpora a su ensayo, creo, otro de los pilares clave son los medios de comunicación. ¿Por qué? Porque los medios de comunicación están para comunicar, en primer lugar. Comunicar significa informar, no mal-informar, informar a medias, decir la mitad de la verdad, titularizar sin engaños ni ambigüedad, etc. En definitiva, contar lo que pasa objetivamente, con todos los datos y además contrastados. Dar al lector la oportunidad de formarse una opinión por sí mismo.
Después, evidentemente, se puede opinar, articular, etc. Faltaría más. Pero siempre como segunda parte, para que el lector, después de tener su idea, pueda tener otro punto de vista, y comparando ambos, tener una opinión final meditada, reflexionada y argumentada.
Claro, pedir esto en nuestro país es poco menos que pedirle peras al olmo. Entre los intereses comerciales de los medios con el gobierno de turno y la ideología de cada medio, volvemos a polarizar a la opinión pública, ya que, pongamos por ejemplo, una prevaricación lo es o no dependiendo de a quién leas. Un ejemplo muy reciente: si un juez, a sabiendas de que es ilegal, realiza escuchas en prisión a imputados por corrupción, y se descubre, y los imputados recurren el hecho, y el CGPJ abre expediente al susodicho juez, determinados medios apoyan ese recurso y tildan al juez de prevaricador mientras otros lo defienden…Y media España está a favor del juez y la otra media en contra. La realidad es que todos los medios deberían decir claramente que es ilegal, o no, lo que ha hecho y que, precisamente por ser juez, debería ser juzgado (sin que esto quiera decir que los corruptos no deban ser empapelados).
Si a esto añadimos que mi percepción es que una gran mayoría de españolitos no pasan del Marca, pues es evidente que la manipulación que se puede hacer desde los medios de comunicación pervierte en cierta manera nuestra democracia. Y otro ejemplo simple es que gobernando Felipe González, con noticias de corrupción día sí y día también, se tardaron dos elecciones en ponerlo en la calle.
Libertad de expresión siempre y plena, pero exigiendo a los medios responsabilidad por la información que publican.
Después, evidentemente, se puede opinar, articular, etc. Faltaría más. Pero siempre como segunda parte, para que el lector, después de tener su idea, pueda tener otro punto de vista, y comparando ambos, tener una opinión final meditada, reflexionada y argumentada.
Claro, pedir esto en nuestro país es poco menos que pedirle peras al olmo. Entre los intereses comerciales de los medios con el gobierno de turno y la ideología de cada medio, volvemos a polarizar a la opinión pública, ya que, pongamos por ejemplo, una prevaricación lo es o no dependiendo de a quién leas. Un ejemplo muy reciente: si un juez, a sabiendas de que es ilegal, realiza escuchas en prisión a imputados por corrupción, y se descubre, y los imputados recurren el hecho, y el CGPJ abre expediente al susodicho juez, determinados medios apoyan ese recurso y tildan al juez de prevaricador mientras otros lo defienden…Y media España está a favor del juez y la otra media en contra. La realidad es que todos los medios deberían decir claramente que es ilegal, o no, lo que ha hecho y que, precisamente por ser juez, debería ser juzgado (sin que esto quiera decir que los corruptos no deban ser empapelados).
Si a esto añadimos que mi percepción es que una gran mayoría de españolitos no pasan del Marca, pues es evidente que la manipulación que se puede hacer desde los medios de comunicación pervierte en cierta manera nuestra democracia. Y otro ejemplo simple es que gobernando Felipe González, con noticias de corrupción día sí y día también, se tardaron dos elecciones en ponerlo en la calle.
Libertad de expresión siempre y plena, pero exigiendo a los medios responsabilidad por la información que publican.
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