Y aunque Fukuyama no lo incorpora a su ensayo, creo, otro de los pilares clave son los medios de comunicación. ¿Por qué? Porque los medios de comunicación están para comunicar, en primer lugar. Comunicar significa informar, no mal-informar, informar a medias, decir la mitad de la verdad, titularizar sin engaños ni ambigüedad, etc. En definitiva, contar lo que pasa objetivamente, con todos los datos y además contrastados. Dar al lector la oportunidad de formarse una opinión por sí mismo.
Después, evidentemente, se puede opinar, articular, etc. Faltaría más. Pero siempre como segunda parte, para que el lector, después de tener su idea, pueda tener otro punto de vista, y comparando ambos, tener una opinión final meditada, reflexionada y argumentada.
Claro, pedir esto en nuestro país es poco menos que pedirle peras al olmo. Entre los intereses comerciales de los medios con el gobierno de turno y la ideología de cada medio, volvemos a polarizar a la opinión pública, ya que, pongamos por ejemplo, una prevaricación lo es o no dependiendo de a quién leas. Un ejemplo muy reciente: si un juez, a sabiendas de que es ilegal, realiza escuchas en prisión a imputados por corrupción, y se descubre, y los imputados recurren el hecho, y el CGPJ abre expediente al susodicho juez, determinados medios apoyan ese recurso y tildan al juez de prevaricador mientras otros lo defienden…Y media España está a favor del juez y la otra media en contra. La realidad es que todos los medios deberían decir claramente que es ilegal, o no, lo que ha hecho y que, precisamente por ser juez, debería ser juzgado (sin que esto quiera decir que los corruptos no deban ser empapelados).
Si a esto añadimos que mi percepción es que una gran mayoría de españolitos no pasan del Marca, pues es evidente que la manipulación que se puede hacer desde los medios de comunicación pervierte en cierta manera nuestra democracia. Y otro ejemplo simple es que gobernando Felipe González, con noticias de corrupción día sí y día también, se tardaron dos elecciones en ponerlo en la calle.
Libertad de expresión siempre y plena, pero exigiendo a los medios responsabilidad por la información que publican.
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