En el año 36 España estaba partida, que no dividida, ideologicamente en dos. Derecha e izquierda. Sin atisbos de encontrar valor a los argumentos del contrario ni de buscar soluciones consensuadas. Nuestros dirigentes, los que gobernaban y los que estaban en la oposición, nos metieron en una horrorosa guerra civil y en la consiguiente dictadura (no creo que necesite adjetivos adicionales).
Parecía que nuestros gobernantes habían aprendido algo, ya que durante estos últimos 30 años, independientemente del signo político, las políticas siempre habían sido integradoras y nunca se había despreciado al 'otro'.
Pero llegó Zapatero. Y con Zapatero, su ideario nacionalsocialista de vía única: 1.- Denigrar a la mitad de los españoles por ser o pensar diferente: 'Ricos', católicos, conservadores, pro-nucleares, etc. 2.- Utilizar las instituciones en su favor tan descaradamente como nunca antes se había hecho: Subvenciones, Fiscalía General, Policía, etc
Esta muy bien que él sea lo que crea, pero lo que no puede ser es que se denigre al resto que no comulga con su pensamiento queriendo hacer ver que el rico lo es de manera injusta, que el católico es un retrógrado, que si no eres 'verde' eres contaminante, etc, etc porque al final, el pueblo en masa no piensa o piensa poco y sin embargo suele actuar sin pensar...como por ejemplo, ¿al votar?.
Hay que denunciar que el axioma de que el fin justifica los medios, tan bien glosado por el renacentista Nicolás Maquiavelo en su obra más célebre, "El Príncipe", no puede ser un libro de cabecera de ningún político.
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